jueves, 2 de junio de 2011

Vuelvo. Tras 3 meses, 1 día, y nada claro aún. Aunque nunca me fui.

Al miedo es mejor mirarlo de frente: con la cabeza bien alta y sin titubeos.
Tajante, desafiante y duramente. Da igual que duela.

Aunque ese miedo esté personificado en lo más importante y te haga temblar sin mencionar una sola palabra.

La verdad sea dicha: Si amas a una persona, no deberías tenerle miedo.

Haz que el miedo te tenga miedo a ti. Que cuando te vea aparecer, te sienta tan fría y distante que le des pánico.