martes, 22 de diciembre de 2009

Pequeñas reflexiones


Sé que hay personas que somos como las rosas.
Cuando alguien te hace daño lo más sensato es alejarse del sujeto en cuestión y crear una especie de escudo que te proteja de lo que te hiere y de él... o eso dicen. Lo malo es que, en mí, la sensatez brilla por su ausencia.
Hay personas que nos creamos el escudo, más o menos resistente, poco o muy efectivo, pero no podemos alejarnos de ese alguien que nos causa dolor. La rosa no puede moverse, irse de ese lugar donde algún animal (hay seres humanos que lo son también) la acecha. Se encuentra tristemente arraigada a la tierra que la mantiene viva y que a la vez la priva de libertad. Arrancarla la dejaría exenta de su castigo, (pena que, estoy segura, paga por ser tan hermosa), pero resistiría viva durante muy poco. Mientras sólo puede valerse de sus espinas para que no atenten contra su belleza.

Por su parte los animales deben tener cuidado;
porque todo puede volverse en su contra si la rosa los hace sangrar
;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario