viernes, 10 de diciembre de 2010

Barrer lo (in)deseado

Que salga el Sol, mi Sol:
Redondo, amarillo, radiante, enorme, brillante, cálido, amable y alegre.
Que me traiga la esperanza de un nuevo alguien.
Que me dé noticias de un nuevo amor. Que sea real, que comparta lo que yo, que sienta igual.
Un Sol que no queme ni dañe. Del que no tenga que esconderme bajo una sombrilla. Un Sol de primavera.
Que no haya mentiras, ni inseguridades. Tampoco palabras que me dicen nada o me hacen llorar.
Que no haya miedos. Ni distancia de por medio.
Y si la hay, que rompamos la barrera.

Que no le parezca una locura enamorarse.

Que antes el viento se lleve lo que queda del anterior. Que la lluvia borre sus mentiras y la niebla difumine sus manos de mi memoria.

Aún queda Sol que esperar, y la lluvia tampoco ayuda: lleva algún tiempo aquí y no termina de aliviar el recuerdo.

Ahora, cuéntamelo tú.

Y ahora, ¿qué eres?;
Y antes, ¿qué fuiste en realidad?

martes, 9 de noviembre de 2010

A falta de ti...

- ¿Está lloviendo?

- No creo, antes vi el sol.

- No Ce. Era Francisco Baena, esta mañana, dándonos clase.

domingo, 17 de octubre de 2010

LCG (:

- ¡Mira!, te oigo el corazón
- Ah, ¿pero habla?
- ¡Por supuesto!
- ¿Y qué te dice?
- Que sólo son cifras
- ¿Cifras? ¿qué son sólo cifras?
- Nuestras edades... y los kilómetros...

sábado, 19 de junio de 2010

Por lo que en algún momento creo recordar que sucedió

No estás tú, y eso duele.
Quizás merezca este dolor.
Pero está el fin de los exámenes, está el sol, la playa, una ilusión que empezará en un mes y un día.
Están las risas, las alegrías aunque ya no formes parte de ellas, los llantos para desahogarme y, tras ellos, la vuelta a mis ganas de comerme el mundo...
Mis 20 años, la música que ilumina mi cara, me hace olvidar y fantasear y calma mi corazón.
Mis recuerdos de que fuiste algo muy bonito, el saber que se puede amar lo que no ves, el error que te trajo a mí...
y por supuesto, me quedan mi sonrisa, mis esperanzas y mis sueños.

Aunque nada sea igual, aunque no vaya a ser y nada nunca fue como yo deseé:

Gracias porque creo que te importé;
Gracias porque creo que alguna vez estuviste ahí.

viernes, 14 de mayo de 2010

Punto y final

Sí.
Ahora sí.
Creo que ya soy consciente.

Te he perdido. Te he P E R D I D O.

Y para siempre.

Quizás me lo merezca. Por ser tan cortante, por callarme, por no ir esta vez a suplicarte. Pero ¿qué importa? Porque me lo dijiste. Tú a mí no puedes sentirme. Ya... porque estamos lejos. ¿Y cómo cojones te siento yo a ti? Porque yo... yo a ti sí que te siento, y creo que de mí a ti hay la misma distancia que de ti a mí. Y es que si sintiera que puedo enamorarte, que puedo aún ganar más terreno... abrir tu corazón. Rescatarlo de tu frío invierno. Ése que, no sé porqué, te impide ser más cálido. Con el que rompiste mis esperanzas, con el que me callaste mil "Te quiero", con el que diste de lado los tres únicos que no pude contener. He llegado al límite. A la frontera de lo que la distancia me ha permitido. Y tú así también lo has visto. Pero lo que más me perturba es saber que esa distancia la imponías, quizás inconscientemente, tú.

Ya no habrá más días de visita.
No va a haber más besos en aquel banco de ese patio rodeado por naranjos.
No vendrán más lágrimas de despedida.
No tendré otra noche como ésa.
No me despertarás más así.
Ya no más tus manos descubriendo mis muslos.
No me volverás a llamar de la forma en la que hasta hace dos días lo has hecho, ajeno a esto. A mis miedos a seguir avanzando en este camino de incertidumbres.

Ahora duele, ¡pero es que estoy tan harta de esperar a un día que probablemente nunca llegue! No puedo soportar el continuo miedo del momento en que me digas que hay otra persona. Será de tu edad. Y estará cerca. Sobre todo cerca.
Me rindo. Aposté y perdí.
Estoy cansándome de esperar a que me quieras cuando nunca sucede. Y como yo no puedo obligarte a que me quieras, ni la distancia va a acortarse, yo... yo me retiro.

Camino libre.

Y ahora que pensarás que no entiendes este juego, que soy una inmadura, que mejor así, yo pienso también que sí. Que mejor así... hasta que vuelva a pensar que no, o simplemente deje de, por unos minutos, desengañarme. Pero el engaño permite que las lágrimas no rueden por las mejillas.

Qué imbécil. Qué estúpida.No por estar enamorada de ti. No por quererte y amarte, sí: A-M-A-R-T-E. Estúpida por haber tenido miedo. Por tenerlo ahora. Porque lo tendré mañana. Porque, hasta ya dudo, que aquella noche fueras mío. Inmensamente imbécil porque no es lógico (y el corazón nunca lo es), porque no es ni siquiera lícito, y casi que ni moral, ni inteligente que esté muerta de miedo por temer perder lo que nunca he tenido.

martes, 4 de mayo de 2010

Absurdidades... pero con amor

Qué abandono... a partir de ahora vas a ser conocido como el blog "Expósito"... qué pena de mami tienes...
Te tengo en mente, pero querido, cuando las cosas van bien, no hay mucho que expresar escribiendo... sólo expresarlo viviendo.
En fin...

que desde el sábado ando algo "tocada", y ahora esto...
Me rindo. Pero me rindo en todo. A lo mejor lo absurdo es eso: rendirme ahora. Pero es que hay ya en mí tantas cosas idiotas... y no me refiero al título de la entrada, a esa palabra primera que suena bastante rara. No. Sino, busca en el DRAE. Absurdidades varias que una ha cometido y que ahora se me vienen a la cabeza, de pronto. Aviso para navegantes: son pocas comparadas con la realidad de los hechos

Voy a serte clara, voy a decirte que o avanzas con algo de mayor decisión o yo retrocedo.
Y a ti voy a confesarte que deseo que seas feliz, que te quiero y que ya hace bastante que no siento lo mismo. Pero que, no sé porqué, no consigo encajar que seas de otra.


absurdo resulta decir "Te quiero" a diestro y siniestro, sin apenas sentirlo;
Absurdo es no decirlo cuando lo sientes con el corazón.

Absurdo es apartarte la cara cuando quieres quitarme el pelo de ella.
Absurdo es tardar en besarte cuando me lo estás pidiendo no por querer impacientarte, sino por miedo.

Absurdo es que aún piense en no contarte aquel sueño y el de esta noche, para que se cumplan.


Y contigo también recogí gilipolleces por el camino.

Absurdo fue tenerlo todo para luego dejarlo escapar.

Absurdo es pensar que alguien, él, me podría amar como lo hiciste tú.

Absurdo es que ahora sienta ganas de llorar por saber que, de alguna manera u otra, me estarás empezando a olvidar.

Absurdo es que sea tan egoísta como para que desee que, ahora mismo, estés pensando en mí y no en ella.


Qué imbécil por temer perder lo que nunca ha sido mío.

Qué estúpida al querer más cuando ya lo tenía todo.


A pesar de todo... ¡cuánto me habéis dado!
A unos ojos verdes que llegaron al final del verano para iluminar mi otoño.

A unos ojos grandes y oscurísimos que inundaron de alegría casi dos años.

viernes, 19 de marzo de 2010

Hola, (de nuevo)

Después de semanas sin dejar huella por aquí, que te tengo algo abandonao, (lo sé, soy consciente), me decido a estas horas de la noche a pasarme de nuevo.
Han sucedido muchas cosas estos días: nuevas experiencias, no muy buenas, hay que decirlo, sorpresas y desconciertos, realidades dañinas y ansiadas, despedidas sin previo aviso, el adiós de alguien querido,... de todo prácticamente.
Y a estas horas no hay demasiadas ganas ahora mismo de escribir mucho.


------------
Hay una posibilidad de que todo lo que tuve sea todo lo que tendré;
hay una posibilidad de que todo lo que tendré se haya ido con tus pasos;
así que avísame cuando escuches a mi corazón detenerse.
-Lykke Li-


Esas palabras me hacen pensar que, si le doy importancia a cosas a las que tú no se las das, puede significar que eres tan tonto que no consigues ver más allá... o que no pienses tanto en mí como aseguras. En cualquier caso, yo, como siempre, salgo perdiendo.
Si supieras esto... si lo leyeras... pensarías que por qué, que sigo siendo la niña del principio, (nunca te dije que dejara de serlo), que no tengo tus preocupaciones, que no veo las cosas como son, que soy demasiado joven, que "Peque,... sólo tienes 19años", que "no estoy enamorado de ti... sería una locura"... pero es mi locura, y la locura ya no es condicional, es presente y real. Se te ha vuelto en tu contra. No llegaste a pensar que la jovencita que sólo te atraía se convirtiera en algo más que en eso y en una personalidad más o menos afín pero sin un plus de madurez añadido a mi soberbia e insensatez infantil: por eso también me agrada tanto sorprenderte y más cuando es sin intención. Lo siento.
Y, ¿sabes? si no puedes sacarme de tu cabeza, me alegro. Tú llevas mucho más en la mía, y ni siquiera me quejo.

Te deseo muchas cosas, pero ahora mismo y con más fuerza que nunca, que jamás llegue ella: o mejor, que haya llegado y que sea ésa con la que te evades.
Porque mi enfado sólo demuestra mi impotencia y mi miedo a que no seas eso que, alguna vez, ya te creo: mío

martes, 23 de febrero de 2010

Ayer, mañana.

Hoy, tras una mañana amarga y con un par de sinsabores que Dios sabe que no esperaba, me has hablado.

Me alegraste la tarde con tus cosas, tus quehaceres, tus preguntas y tus risas. Pero te pregunté, casi sabiendo la respuesta, intuyéndola. Decidida y preparada para saberlo.
Hoy. Precisamente hoy me lo has dicho. Cuando aún siento tu respiración a mi lado.
Has sido sincero, como siempre. Esta tarde, una vez más.
Detesto esos motivos. Los odio. Me repugnan las cifras, siempre las aborrecí...ahora aún más cuando sé qué me separa de ti.
Esta tarde, que aún saben mis labios a tu boca. Que aún vislumbro tu silueta en la noche.

Y sobre todo, si estuviera más cerca. Y yo idiota, que pensaba que lo estaba. ¿O es que no estoy al lado de tu corazón?
Qué tonta. Tú eres el racional de los dos. Lo siento. Por poco lo olvido. Sentirme físicamente es un punto que gané como enemigo desde que te conocí.
Y yo soy la niña que te demuestra madurez. Con la que compartes más de lo que esperaste y crees. Pero también soy la mujer joven que se derrumba y llora.
Y tú no tienes ni mis sueños, ni los cuentos de princesas que una vez me confesaste que me hicieron daño. Ni mis 20 años. Esos que, realmente, ni yo aún tengo.

Hoy exactamente.
No me lo digas. Al menos hoy no.
Espera a que sea mañana. Retrocede hasta ayer. Dolería igual, pero no sé, hoy no lo quiero saber. Aunque ya lo intuía, saber a medias a veces me consuela.

No me lo digas ahora. Te lo pido, cielo.
Perdona pero hoy no, por favor. No me jodas con tus verdades, y no lo digo para que te enfades.
Es que, ¿sabes mi amor?, hoy no estoy de humor.

lunes, 22 de febrero de 2010

Maldita razón

A menudo prejuzgamos, analizamos sin motivos, sentenciamos pensamientos amargos que creemos justos, ciertos y sinceros, y cuando llega el momento y vemos lo equivocados que estábamos, nos sentimos culpables y las tornas cambian.

No serías capaz de eso. Ya. Posiblemente tampoco seas capaz de quererme tanto... o sí. No pierdo la esperanza: contigo creo que voy conquistando terreno, y ya tengo mucho capturado en él. Sólo queda alguna parte. También la más difícil.

Pero, ¿quién sabe?

Quién iba a decirme a mí que me enamoraría de ti. Aunque eso era más evidente, al menos para mí. Casi desde un principio lo intuía.

Y quién iba a decirte a ti que sentirías esto por mí.

Mientras tanto espero que el resto no sea tan doloroso.

Seguiré intentando dejar a la racionalidad lo más lejos posible de ti y seguiré ingeniándomelas para descolocarte. Siempre, como tú dices, en el buen sentido, para que continúen creciendo las razones que te acercan a mí.

sábado, 13 de febrero de 2010

Miedos, fantasmas

Inunda la angustia cuando sabes que la persona deseada puede enamorarse de otra. Aumenta al conocer que de ti no lo está. Que no comparte tu sentimiento.
Hay que enfrentarse a los miedos, ya vengan de uno mismo, de fuera, o de ambos frentes.
Así lo hago y con cierta frecuencia y más que temor te pregunto:

-¿Apareció ella?

Tú siempre respondes que no.

Y yo pienso que quizás nunca aparezca, o quizás ya lo hizo. Puede que algún día lo haga, o puede que ya haya aparecido y, cuando quieras darte cuenta, no haya vuelta atrás y ya me haya ido.

Y aún así conservo la confianza y espero que te des cuenta pronto o sea yo quien se vaya, para no volver a estos miedos.

Mis ilusiones y mis dudas acerca de tu sentir... malditos fantasmas.

Y tengo la obligación de advertirte de que cada vez hay menos tiempo a tu favor.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Hiriente y ansiado rompesueños

¿Alguien me dice dónde puedo encontrar amor? Quiero amor, pero no un amor cualquiera… quiero su amor. Me da igual el precio. No quiero lujuria ni pasión acompañada de cordialidad. No deseo unos besos de una noche para no tenerlos más. Quiero amor, ternura, cariño, quiero tu corazón. Es lo justo, ¿no? Hace tiempo que tú ya tienes el mío.

Si tú me prometieras… si tú me aseguraras… si tú me explicaras…si tú me mintieras.

Pretendes llevarte mi inocencia, mi risa y mi llanto. Me persigues y te sientes tan bien sabiendo que te busco, porque te busco aunque me hagas daño, pero lo prefiero. Creas adicción y me privas del verdadero sentir y aunque haya alguien que pueda darme mucho más que tú y que lo demuestra, yo me aferro a ti. Llámame masoquista, no estarás equivocado. Llámame enamorada y entonces acertarás de pleno.

Si tú me prometieras… si tú me aseguraras… si tú me explicaras…si tú me mintieras.

Es complicado obligarse a sonreír cuando sobran las ganas de romper en llanto.

Te he ofrecido todo lo que he podido y más. También claridad y transparencia. Tanto que te gusta la sinceridad… Sinceridad también significa decirte lo gilipollas que me resultas a veces.

Has robado mi sueño y lo has deformado primero: lo que nunca pensé hacer fue una posibilidad y después una realidad. Has jugado con él, lo has tirado, lo has vuelto a coger y me has engañado. ¿De verdad todo te da igual? Aunque sé cómo eres, aunque te bauticé a sabiendas tuyas como El Insensible, no pararás nunca de sorprenderme… Lo mismo das color a mi vida que se lo quitas y todo vuelve a ser gris.
Y me importa mucho hoy, y nada mañana, cuando sepa de nuevo algo de ti.

Y a pesar de todo cuento los días que te traerán a mí.

“Una semana…” Sí, la puta semana que viene terminarás de devorar mi sueño, no sin antes darme posibles esperanzas... esperanzas que hasta llevas en tu mirada.

Si tú me prometieras… si tú me aseguraras… si tú me explicaras…si tú me mintieras.

No quiero cariño de una sola noche, que sé que dolerá cuando llegue la mañana y me quemará al llegar el mediodía, cuando ya no te encuentre.

Y a pesar de todo te anhelo y te espero...


Tú…,

tú y tu extraña forma de apreciarme.

Será ése el problema. Que sólo me aprecias, que no provoco en ti más que eso. Que para ti soy sólo una niña... pero a las niñas no se las lleva uno a la cama. Y pienso qué quieres de mí, intentando obviar y evadir algunas razones, y sonreír y ser feliz con otras, y mientras tanto, yo te anhelo, te ansío y te deseo, y te quiero e incluso me atrevería a decirte que te amo, o que hasta hace unas horas te amé,y mañana te amaré de nuevo al despertar, y te siento y presiento en 9 malditos días, y veo mi cuerpo entre tus brazos, y sé que te diré que te quiero y callarás y obtendré el “No” por respuesta en tu silencio, o quizás, sólo quizás, tengas la delicadeza de engañarme y responder “Yo también te quiero”, y me harás feliz, falsamente feliz, pero ansiaré el creerte y lo haré, porque las mentiras de tu boca me dañan más, pero las castigo menos.


Y te darás la vuelta y volverás a "tu lugar", pero nunca a mí, porque nunca lo hiciste.



Y a pesar de todo,


tú,


jodido rompesueños.

jueves, 7 de enero de 2010

Carta a un gilipollas: MI gilipollas

Querido Gilipollas;

Lo tuyo no tiene nombre:

Me tienes en tus manos y lo peor es que lo sabes. Aunque te hagas el tonto, aunque parezcas idiota, sabes más de la cuenta. Aunque a ti mismo te llames "corto". No hablas a una imbécil.

(¿?) Posiblemente no lo sea, pero esto para mí es arrastrarse. Y me arrastro, me arrastro, ¡claro que me arrastro!, por un gilipollas. Pero es que no es un gilipollas cualquiera, ¡es que es MI gilipollas! No mío porque me pertenezca... mío porque yo ya pertenezco a él.

Soy bastante bipolar, lo sé. Tengo dos caras, como la Luna. Ya. Como el Sol a ella también me haces girar a tu alrededor.

Pero tú eres un tocacojones.

Lo que me digan los demás, me da igual. Piropos más o menos agradables, más o menos físicos, más o menos sentimentales... ninguno es tuyo.
Así que nada. Me dan igual.
Regocíjate. Siéntete complacido, ¡más que eso! gozoso, deleitado... porque te encanta tenerme así, pendiente por ti. Deléitate como nunca lo has hecho, pero también hazlo como nunca más lo harás.
¿Qué es lo que quieres? ¿Curiosidad? ¿Provocar llanto y lágrimas, dolor? ¿Noches en vela, preguntas y más preguntas? Date por satisfecho: ya los ha habido. Aún así cada día intento justificar tu actitud con la mejor de las razones que se me viene a la cabeza, la que yo desearía que fuera. Contra la que podría luchar y, ten por seguro, a la que vencería en un primer y único asalto. Pero es que no es eso, ¿no? Lo que ocurre es que yo no soy suficiente buena para ti. Porque te atraigo y te gusto, pero no como para pillarte por mí. ¿Tiempo al tiempo? No creo, estás tan lejos...

Las habrá más guapas, no te digo que no. Las habrá muchísimo más inteligentes, listas, interesantes, ¡lo que quieras! Pero que hagan lo que yo... dejar a un lado tantísimas veces esta absurda e innata timidez por abrirte mi corazón ¡ni de coña!
¿Para qué? En vano, todo en vano. Contigo el esforzarse obtiene como respuesta una sola noche. Una noche que podría ser mi perdición o, por el contrario, la pequeña ilusión que aún conservo y que cada vez se hace más diminuta y, que estoy segura, esa noche menguará en la oscuridad más y más. Porque nunca vas a sentir lo que yo siento, y porque esa noche sucederá y tú lo sabes, ¿verdad, gilipollas? Lo sabes. Soy tu víctima.


Tu víctima perfecta.


¿No me ves? Me tienes aquí, justo aquí. Estoy delante de tus narices, mírame bien. ¿Te da miedo hacerlo? Engáñame, dime que me quieres y tardaré menos aún en decirte que sí. Quieres retarte a ti mismo, ¿cierto? Ver que puedes conmigo aún sin mentirme...

Que estés orgulloso llegado el momento, gilipollas.